Nunca se olvida el arte de tejer mundos en las estrellas,
de tener la luna dentro de la cabeza...
y en mi cabecita siempre hay luna llena...

jueves, 30 de agosto de 2012

LUZ EN LA ENCRUCIJADA

    

    Para muchos de los que entran en este bar canalla, soy como la farola que ilumina el cruce de caminos. Gracias a que los alumbro son capaces de leer las señales de sus encrucijadas. En mi comprensivo silencio sienten la calidez de la confianza y bajo la protección de mi mirada encuentran fuerzas para tomar una decisión, para tomar partido por uno de los destinos que tienen enfrente. Giran a la derecha, o a la izquierda, siguen recto o vuelven sobre sus pasos. Es lo de menos. Eso ya no depende de mí.
 
   Cada noche me siento sola en una esquina de la barra. Los veo entrar. Todos me miran. Unos pocos se me acercan, se sientan junto a mí, me cuentan su historia, que en ese momento empieza a formar parte de la mía, y cuando se marchan ya no están perdidos. 

    Cada noche, después de alumbrar a unos cuantos desesperados, me quedo sola en una esquina de la barra. Mi destino es permanecer aquí, igual que esa farola en el cruce de caminos, que da luz a la encrucijada. Esa misma luz la ciega y la condena a no poder leer las señales para elegir su camino y caminar.

APOLONIA