Nunca se olvida el arte de tejer mundos en las estrellas,
de tener la luna dentro de la cabeza...
y en mi cabecita siempre hay luna llena...

lunes, 31 de enero de 2011

JITANJÁFORA 7: Jitanjáforas irónicas

Domingo, 30 de Enero de 2011
El SÉPTIMO programa. 
JITANJÁFORA IRÓNICA


Ya van siete, siete van. El número de las brujas. Noche fría donde las haya, pero desde la enredadera nos propusimos acompañaros con nuestras voces para que no lo fuese tanto.

Tras la ya consagrada sintonía de la sección, con la maravillosa voz de Billie Holiday de fondo, tuvimos en nuestro apartado de recomendaciones de libros, a Nacho Escuín y Almudena Vidorreta de la editorial Eclipsados:
          Nacho Escuín nos recomendó "CALDERILLA" de Raúl García
         Almudena Vidorreta nos habló de la REVISTA ECLIPSE donde todos vosotros podéis participar, sin más que envíar un mail a revistaeclipse@hotmail.com.

Muchos estabáis esperando este programa, pues en él teníamos algunas colaboraciones para el reto planteado de la PROSOPOPEYA. Esto fue lo que nuestros amigos compartieron con nosotros mientras escuchábamos "My favourite Things" versionada por John Coltrane:

ANÓNIMO
sentí como la niebla me andaba por la piel e iba sembrando semillas de rocío a voleo y me calmaba tu voz de sol que me había dejado ardiente y sonrosado

DANI GARCÍA NIETO
La sirena despertó de su letargo bramando en sueños como un mulo apaleado. Una segunda replicó desde la espesura y otras se unieron al diálogo. En un minuto la charla se tornó insoportable.

-“Son Los Morlocks”-dijo la muchacha- .”Vienen a por nosotros”•

SANTIAGO BLASCO-INDALECIO

Hola, mírame, hola. Me canso de saltar a tu alrededor. Ahora estoy tumbada boca arriba, dame unas palmadas en la tripera, aunque sea con el pie. ¡Hazme caso! .Estoy aquí venga a hacer payasadas, mi dignidad tirada literalmente por el suelo y tu ni caso. ¿quieres dejar de mirar al infinito?. No te voy a morder porque eso se os da mejor a las personas, pero si pudiera hablar te pondría de vuelta y media, desustanciao.

JUANFER BRIONES-ARTLAND
El trabajo se alargó hasta entrada la noche. Una noche que se deslizaba
agónica por sobre nosotros, inundándonos, empujándonos, llevándonos mas
allá.

ALEJANDRO CASTRO SAURAS
"Las cuerdas vocales de aquella guitarra se olvidaron de llorar. Cuando recordaron la sensación de las lágrimas recorriendo su férreo corazón, no supieron contenerse. Se oxidaron, quedaron afónicas para siempre… (Cuidado, demasiado R&R, puede matar el alma)".

REBEKA ARAKNÉ-LADYSADE
Esta es la historia de alguien que nunca dejó de soñar. Alguien que encontró en las montañas esas confidentes que nunca halló en ojos ajenos. Alguien que supo sonreír a las piedras, y que recibió el abrazo de las hojas secas. Una historia demasiado corta para contarla y demasiado larga para olvidarla.


En la tercera parte del programa hablamos un poco de la literatura irónica. Lo que es. Algún ejemplo. Su poder. El Castro nos recomendó la música para amenizar: "Ironic" de Alanis Morissete.




Os dejo con el CUENTO "LA OBRA MAESTRA" , ligeramente irónico:
(Música de fondo "Arabesque" de Debussy)


LA OBRA MAESTRA
Miro el libro que hay en el escaparate sin poder creer lo que veo. Sin poder creer que lo haya escrito mi ex mujer. De todas formas no se le escapa a la vista ni a la inteligencia que es un aborto, un insulto a la literatura. Ella jamás ha entendido el significado de esa palabra. Decía que quería escribir, pero sólo porque pretendía imitarme. Hasta se apuntó a cursos y participó en algún concurso, ganando algún premio de poca monta para profanos. Nunca comprendió que yo estaba por encima de todo eso.

La conocí demasiado joven. Ya entonces, siendo un adolescente imberbe, yo tenía muy claro que quería escribir. Así que procuraba vivirlo todo con la mayor intensidad posible, pues no se puede ser un buen escritor sin haber primero experimentado las cosas. No sé como no me dí cuenta antes de su falta de apoyo. No entendió mis sueños nunca, y trató de anularlos a base de sepultarlos en rutinas y obligaciones. Incluso fue ella la que me forzó a buscar trabajo para comprar un piso cuando se quedó embarazada. Ahora entiendo que me tenía envidia. Por eso ahora se ha propuesto humillarme con su supuesto libro. Es tan sólo otra forma más de intentar ser un obstáculo en mi camino. Pero con esto no consigue sino hacerme sonreír irónicamente. Mil escritos suyos no podrían hacer sombra al más simple pensamiento mío.

Un “estorbo” le dijo al juez que era. Ella sí que era un estorbo. Por su culpa pasaba los días sin poder escribir nada. Por su culpa todos aquellos años fueron perdidos, y no pude cumplir mi sueño de publicar. Qué si haz esto, qué si haz lo otro. Qué si yo también necesito mi espacio. Qué si tú no eres el único que tiene inquietudes. Todo eran inconvenientes. Mi presencia en la casa estoy seguro de que era vista como una especie de tortura. De forma que cuando me dijo que quería el divorcio me pareció una idea estupenda. Así tendría más tiempo. Así podría por fin centrarme en mis procesos creativos sin la perturbación del sonido de la aspiradora o las quejas de esa voz chillona cuando regresaba del trabajo y me encontraba inmerso en la planificación de mi novela.  Nunca entendió que necesitaba del espacio y del silencio. Puso mala cara cuando me despidieron. Sin embargo era una oportunidad de oro. ¿Cómo es que no lo entendía? Terminaba demasiado tarde de trabajar, y demasiado cansado, como para ponerme a escribir al llegar a casa. Aprovecharía el paro para materializar por fin esa obra maestra que llevaba en la cabeza.  Lo malo es que no contaba con los ruidos de los vecinos. Salía a pasear para airear la cabeza. Pasaba gran parte del día en la calle, pues necesitaba documentarme y observar sitios que utilizar de fondo para la acción. Cuando volvía a toda prisa porque se me había ocurrido la escena perfecta, ella regresaba al poco tiempo, me miraba con la cara ajada de mala leche, y a mala leche se ponía a hacer sus quehaceres, molestándome todo lo que podía, a base de rezongar, de renegar, de mover las cosas con brusquedad, de arrastrar los muebles por el suelo, llamándome vago y parásito a gritos. ¡Así era imposible concentrarse!.

Me marché a vivir a la cabaña que tenía en el pueblo, dejando que se quedara con el piso, con el coche y todo lo demás. ¿Qué más quería? A mí me sobraba con tener espacio para componer frases, inventar diálogos, crear personajes, confeccionar situaciones. El frío me atenazaba las manos por las mañanas, así que, aunque mi mejor momento es el amanecer, me quedaba en la cama para reordenar los capítulos que imaginaba mientras observaba a la gente con un vino en el bar por las noches. Es tarea indispensable observar a la gente, analizar sus gestos en las distintas situaciones de la vida, para que luego los personajes de ficción sean reales a ojos del lector. Me faltaba tiempo por culpa de tener que cuidar el huerto para poder comer. Si hubiese podido contratar a alguien que me arreglara la casa y guisara, entonces todo habría sido distinto. Sin embargo, a pesar de los contratiempos, era optimista; estaba seguro de que al día siguiente, cuando me sentara ante el papel, no vendría ningún pájaro a estorbar con su canto.

Parezco un pasmarote aquí delante del escaparate. Pero es que no puedo creer lo que veo. No puedo creer su torpe forma de venganza. Desde luego no pienso leerlo. Seguro que está lleno de filosofadas de perogrullo y frases empalagosas de serie romántica para mujeres vacías. Mejor me voy al asilo, porque ahora sí, ahora en la residencia he encontrado el lugar perfecto para escribir. ¡Y se va a enterar! Se enterarán todos lo que no han creído en mí. ¡Sobre todo ella! ¡Ahora se va a arrepentir! Porque lo que tengo en la cabeza es una auténtica obra maestra.

Nos despedimos escuchando "Satin Doll" de Duke Ellington.

¡¡Besiños!!
APOLONIA

2 comentarios:

indanecio dijo...

Ha habido un rato que tu historia me estaba recordando al resplandor. Luego me ha recordado a cuando se me ocurrían tebeos en la cabeza y siempre lo dejaba para luego, y así pasaron unos cuantos años hasta que me decidí a ponerme de nuevo. Y hasta hoy y lo que dure.

Apolonia dijo...

Lo importante es que no te pongas excusas como el protagonista del cuento, ni culpes a nadie de la dejadez... todos tenemos temporadas así, pero a este le dura toda la vida... jejejejeje