Nunca se olvida el arte de tejer mundos en las estrellas,
de tener la luna dentro de la cabeza...
y en mi cabecita siempre hay luna llena...

viernes, 30 de diciembre de 2011

LAS MOSCAS MUERTAS HABLAN


Dibujo de Kalitos

Todos se quejaban de que el olor era insoportable. Alguien llamó a mantenimiento y vino un chico que revisó las bombas de calor. Las desmontó, las limpió, cambió los filtros, y al día siguiente cuando entramos en la oficina, olía todavía peor. Así que no era la calefacción. Las chicas de postventa torturaron a todo el mundo con un rociado compulsivo de ambientador, que aún empeoró más el asunto. Así que alguien llamó a mantenimiento de nuevo. Esta vez aparecieron dos señores, uno con uniforme de trabajo, y el otro con uniforme de trabajo también, pero encorbatado. El de la corbata daba órdenes desde abajo. El otro, sobre una escalera de mano, desmontaba el falso techo de corcho que cuelga del verdadero gracias a una especie de red metálica. No vieron nada, pero al quitar uno de los paneles, aquello dejó de oler mal para pasar a ser insoportable. ¿Algún bicho muerto? Era evidente que sí. Debía estar en la parte de los tubos, inaccesible con una escalera de mano desde abajo. Sería necesario entrar en los conductos, pero como sólo les habían pagado por dos horas de trabajo, que hay crisis, nos dejaron plantados con aquel hedor, y la sospecha de un cadáver, con la consecuente paranoia por insalubridad y posible infección o similares. Las moscas no tardaron en invadirnos. Trabajar era casi imposible. Moscas por la cara, en las tazas de café, en la pantalla del ordenador, y hasta por debajo de la mesa. Alguien llamó por tercera vez a mantenimiento. Ni caso. Y protestar no sirvió de nada. Que nos quejábamos de vicio. Que no era para tanto. ¡Qué no era para tanto! ¡Ni el guano! Ya les vale. De la crisis se acuerdan sólo para estas pequeñas cosas, que recortar recortan de lo más absurdo, pero nunca la tienen presente cuando se trata de las facturas hinchadísimas de las comidas de los jefes, de cantidades que mejor no pongo por escrito. Las chicas de postventa casi nos ahogan por la tarde, total para apenas disimular la peste entre tanto perfume de lavanda y violetas. Al día siguiente no había mejorado nada la cosa. Tampoco había empeorado, o quizás nos estábamos acostumbrando. Yo soy incapaz de matar moscas. Las aventaba todas a la esquina de la mesa en diagonal con la mía, donde está mi compañera, que las aplastaba sin contemplaciones. A mitad de mañana, por mucho que intentaba ahuyentarlas no había manera de que se largaran. Claro, sabían que al otro lado les esperaba la muerte. Una muerte rápida, pero muerte al fin. Y mira que eran gordas. Nos reíamos. Nos lo tomamos a guasa, porque ¿qué otra cosa podíamos hacer? Ella dijo: “es que las moscas muertas hablan, y les dicen a las otras que no vengan, que las mato.” Y era cierto que hablaban. Ellas nos dijeron donde estaba lo que fuera que nos apestaba, y así conseguimos que vinieran de nuevo los de mantenimiento. Una rata enorme se descomponía sobre nuestras cabezas. El hedor duró un par de días más a pesar del desinfectante. Y yo sigo siendo incapaz de matar moscas.
APOLONIA

miércoles, 28 de diciembre de 2011

RADIONOVELA INTERACTIVA DE LA ENREDADERA CAPÍTULO 8

El marcianito es de AQUÍ

 ¡Ya está aquí el octavo episodio!
¡y esta vez cargado de sorpresas...!, jejeje.

En “La J15MJ: el amor no entiende de clases”, ¡ha pasado de toooodooooo! Desaparecidos, revelaciones, salidas del armario... ¡madre mía! ¡No os lo podéis perder!

¡¡A tí, que nos escuchas y lees te toca poner un comentario para decirnos cómo quieres que siga esta historia!! ¡Cualquier aportación será bien recibida! En una semana, cogeremos todas las sugerencias y elaboraremos el 9º episodio. Ya sabes, en la web de la enredadera nos puedes dejar tus ideas.

Si pinchas en la foto irás al enlace de la página web de LA ENREDADERA donde puedes colaborar con nosotr@s.



De momento, te dejo con... tachan tachan... ¡EL OCTAVO CAPÍTULO DE LA RADIONOVELA INTERACTIVA DE LA ENREDADERA!

Escucha, escucha...




¡Anímate a participar!

APOLONIA

miércoles, 14 de diciembre de 2011

JITANJÁFORA 23: FERIA DEL LIBRO DE MONZÓN 2011

Domingo, 11 de DICIEMBRE de 2011
El VIGÉSIMO TERCER programa. 
FERIA DEL LIBRO DE MONZÓN

¡Cuánto tiempo!
Casi un mes sin jitanjáfora.
Y es que no he parado, de feria en feria.
Y hoy os traigo unos cuantos libros que me pillé en la feria del libro de Monzón, que tuvo lugar en Monzón los días 3, 4 y 5 de Diciembre. Os cuento acerca de ellos en el audio.
¡Todos geniales!
 

 























































De fondo, la música de la banda sonora de la película "WACHA LOS GÜEROS". Muy recomendable.



DADLE AL PLAY:


CUENTO
(Música de fondo La mer de Debussy )

TRISTES OJOS AZULES
por Apolonia
Mi hambre se alimentó del recuerdo durante el camino. Había comido los botillos y los cocidos de su madre. ¡Ojalá que ella cocinase igual de bien!. Podía masticar el olor, tocar el calor de la cocina y oler el pan untado con tocino de cuando era pequeño. Sin embargo, ella permaneció inmutable durante todo el viaje, sin hablar, con esos ojos azules, tan tristes, fijos en el horizonte del llano. Si no hubiese sido por el ruido de los cascos de su mula habría creído que iba yo solo. Me alegré cuando el tabernero de la encrucijada me dijo que aquella chica iba al mismo sitio que yo. Todavía me alegré más cuando supe de quien era hija. Pero no era muy buena compañía. Cada vez que intentaba conversar con ella, me miraba como si yo fuera transparente, o ni me miraba.

Cuando llegamos era ya de noche. No había vuelto por allí desde que mi padre había decidido, en mala hora, probar suerte en la ciudad. Me sorprendió que todo siguiera igual, como si el tiempo se hubiera parado. La misma arboleda rodeaba la casa, las mismas piedras en el camino que la atravesaba, la misma luna que jugaba al escondite con la sombra de la montaña, y el mismo frío, sin nieve, sin viento, pero capaz de petrificarle a uno los huesos. Nos esperaba un farol encendido en el portalón. Todo estaba en silencio. Ella había dejado de mirar al frente y ahora miraba abajo, hacia el polvo.

A la noche siguiente, tumbado sobre el saco que me hacía de cama, presté oídos a lo que decían los demás. Todos estaban contentos, no sólo por el cocido del medio día, el mejor que habían comido en mucho tiempo, sino porque ella se había acercado al alcornocal por la mañana, no a buscar corcho para las alpargatas como las otras, sino a recoger hojas y bellotas. Se había quedado un rato frente a los árboles del extremo por donde se pone el sol, los más jóvenes, que todavía no habían dado su primera cosecha. Y mientras ella miraba los alcornoques, estos asquerosos atesoraban imágenes para luego masturbarse a su salud.

Todos los días se acercaba por la mañana. Demasiado guapa para andar sola por el campo rodeada de hombres de bragueta floja. Muchas veces le gritaban barbaridades, pero ella nunca se volvía, nunca los miraba, nunca decía nada. Un par de veces tuvo que salir corriendo y volvió sofocada a la cocina por la carrera. Yo la defendía siempre. Me daban pena sus ojos azules, tan tristes. Las otras se reían de ella, y la criticaban. Decían que se le estaba bien, que se sentía superior, que nunca participaba de los chismes, que no se molestaba en acercarse y hacerse amiga suya.

El día que se cayó por las escaleras nos enteramos de que era muda. Lo dijo el médico mientras les echaba una bronca a todas, porque no se había caído por accidente, sino que alguien había tirado aceite justo antes de que tuviera que subir al comedor a servir a los señores, y aunque no tenía daños muy graves, podía haberse abierto la cabeza. Cuando se marchó el médico, la señora fue a su cuarto con un plato de sopa. Estuvo mucho rato. Cuando salió, nos hizo arrancar uno de los alcornoques que miraba por las mañanas y plantarlo en la arboleda. Así pudo seguir echando hojas y bellotas al cocido, que ese era su secreto, sin tener que acercarse al peligro. Si no fuera por su belleza no la habrían perseguido, ni habría despertado las envidias de todas, ni les habría importado que no hablara, ni habría en la arboleda un alcornoque.


Nos despedimos escuchando "Satin Doll" de Duke Ellington
¡Os espero en la próxima jitanjáfora!

¡¡Besiños!!
APOLONIA

RADIONOVELA INTERACTIVA DE LA ENREDADERA CAPÍTULO 7

El marcianito es de AQUÍ

 ¡Ya está aquí el séptimo episodio!
¡y esta vez cargado de sorpresas...!, jejeje.

En “La J15MJ: el amor no entiende de clases”, un asesinato sin resolver ¿o ya está resuelto?, la pasión ¿o ganas de mojar?, los enredos, los marcianos,  y ¿quién será la vieja jipi?, se encontraron a partes iguales. ¡Ayudanos con el guión o anímate a ser uno de los actores!

¡¡A tí, que nos escuchas y lees te toca poner un comentario para decirnos cómo quieres que siga esta historia!! ¡Cualquier aportación será bien recibida! En una semana, cogeremos todas las sugerencias y elaboraremos el 8º episodio. Ya sabes, en la web de la enredadera nos puedes dejar tus ideas.

Si pinchas en la foto irás al enlace de la página web de LA ENREDADERA donde puedes colaborar con nosotr@s.



De momento, te dejo con... tachan tachan... ¡EL SÉPTIMO CAPÍTULO DE LA RADIONOVELA INTERACTIVA DE LA ENREDADERA!

Escucha, escucha...




¡Anímate a participar!

APOLONIA