Nunca se olvida el arte de tejer mundos en las estrellas,
de tener la luna dentro de la cabeza...
y en mi cabecita siempre hay luna llena...

viernes, 13 de enero de 2012

HISTORIAS DE UNA TABERNA


Ilustración de Fernando Falcone

DEDICADO A TODOS MIS COMPAÑEROS DEL GRUPO DE ESCRITORES LIBRES DE LA UNIVERSIDAD POPULAR DE ZARAGOZA Y EN ESPECIAL A LOS QUE NO PUDIERON VENIR A LA CUCHIPANDA DEL VEINTIDÓS DE DICIEMBRE EN EL PANTAGRUEL DE LA CALLE HEROÍSMO

Debo anotar que no se me olvide llamar a José Luis si quiero comprar vino “Protos”, que sabe callarse a tiempo cuando los taberneros no se acuerdan del precio que pagaron, y lo venden regalado. O si necesito consejo para un vestido dorado y complementos en rojo. En caso de que alguien me invitase alguna vez a una fiesta de ese tipo, claro. ¿Mejor rojo con complementos dorados?. Va a ser ninguno, que esos dos colores juntos no me van a quedar bien. Lo que tengo que hacer es no meter en el bolso el libro que me ha prestado Felipe, porque aunque no me importe que los míos se desmochen, y siempre se desmochan en las puntas con el roce de las otras cosas que llevo sueltas, no se lo puedo devolver en malas condiciones.
Aquí estoy, de cuchipanda con mis escritores favoritos, una botella de vino y sendos platos de morcilla y jamón delante. La morcilla me acelera la gula. Me la zamparía toda yo sola, con esa avidez que me caracteriza y que pocos conocen, pero igual se levantaba mi abuela de la tumba para echarme un rapapolvo. Al segundo trago se me trabará la lengua, seguro. Debería hacer como Pilar, que bebe cerveza sin alcohol. Pero no puedo resistirme a una copa. De todos modos, creo que ya he salido ebria de la Universidad popular, como siempre. Las reuniones del taller de escritura me dejan algo mareada, y tan satisfecha como las cenas de Nochebuena, pero sin esa sensación de “ya no puedo más y mañana tendré dolores de parto”. Es más como un momento, nada volátil, de felicidad. La felicidad de estar haciendo lo que me gusta con gente que me gusta. Como el puntito justo de borrachera. Una copa de vino, dos a lo sumo. Aunque seguro que cae la tercera.
Pocas veces nos hemos juntado todos. Hoy ha venido también Rakel, que se ha descolgado porque ha vuelto a estudiar, pero algunos faltan que echo de menos. La familia ha crecido, y más que debería crecer, arropada y protegida por el gusto a las palabras. Pocas historias de taberna tenemos todavía, pero en esta, Pantagruel, tendré que inspirarme para escribir algo. Dicen que Francois Rabelais escribió las historias de ese gigante de voraz apetito con la intención de distraer a sus enfermos melancólicos. El humor es curativo. Y curativa la compañía de José Luis, Pilar, Rakel, Felipe, Aurelio, José y Federico, con los que brindo, no por la Navidad como hacen ellos, sino por la compañía, por la rivalidad cordial, por los festines de cuentos, por la pasión de escribir y por las excentricidades de cada uno. Una pena que cuando se juntan tantos no puedo hablar con todos. Aún así, la sonrisa me va a durar días.
APOLONIA

7 comentarios:

José Luis dijo...

No es imprescindible que salga el sol, algunas personas lo llevan dentro, aunque luego digan que son alergicas a sus rayos. Mi madre que falleció a los 90 años, siempre decía que "hay muertes repentinas" por eso tanto ella antes, como ahora yo, no pienso dejar para otra ocasión el momento de disfrutar de los buenos momentos que nos procure la vida.
Ayer una merienda, mañana un café y siempre mientras nos entren ganas, el escribir unas simpaticas notas como las presentes. Ojala tengamos lectores agradecidos que puedan y quieran rectificar nuestras palabras escritas en estos foros o en nuestro pub de escritores libres.
Publicidad: mi historia, gracias a vuestro por mi, valorado esfuerzo, ha quedado lo suficientemente romántica y bella.

J.L. dijo...

Correr la coma. Gracias,

Un grupo de chiflados dijo...

Me gusta que les tengas cariño a las palabras, que te pongas ebria en la clase,que tu emoción se cure en compañía. En una palabra: me gusta tu relato.

Apolonia dijo...

Pues tu madre tenía mucha razón José Luis. Yo descubrí muy jovencita que no te puedes anclar en el pasado ni estar siempre preparando el futuro, porque entonces te pierdes el ahora, y llega un día en el que te das cuenta de que el tiempo ha pasado para siempre y que no has vivido. Tu historia, supongo que la que leíste el jueves, era ya romántica y bella antes de nuestros comentarios, pero para eso estamos, para ver todos juntos, que a uno solo a veces le faltan ojos, oídos y neuronas, :)


Gracias "grupo de chiflados". Tengo la suerte de ponerme ebria sin necesidad de beber cuando estoy disfrutando de las cosas. Me alegra que te guste el relato, :)

¡Besiños!

Anónimo dijo...

He gurdado tu relato, porque la memoria es una embustera, para que no pierda la frescura que sabes imprimir a tus escritos.
¡Ponte buena pronto que te vamos a echar de menos!
Un besito, guapa.
MPL

Anónimo dijo...

Este grupo de chiflados te echa de menos. Aunque escuchando tu voz sobre Bukosvki, se te oye radiante.
Muy pronto al 100% de fortaleza e imaginación.

Apolonia dijo...

Para MPL y el grupo de chiflados, jejejeje:
gracias a todos, yo también os echo de menos y esta semana estaré allí sin falta y con los deberes hechos.

¡Besos a miles!
:)